Después de tu Suiza natal, viviste en Barcelona. ¿Qué te hizo dar el salto a Bilbao?

Fue por amor. Conocí a mi pareja en Barcelona. Ella es de Bilbao y ha tenido que volver por trabajo. Tuvimos una relación a distancia durante un año y después, tome la (difícil) decisión de dejar mi taller en el centro del Raval, después de 3 años allí, a condición de que ella me encontrara un taller que estuviera bien. Pensaba así ganar un poco de tiempo, para hacerme a la idea del cambio, pero en menos de una semana había encontrado mi taller en la antigua fábrica Artiach.

Te has instalado en Zorrozaurre, una zona de la ciudad con un gran pasado industrial y uno de los emblemas de la transformación de la ciudad. ¿Es el pasado industrial una gran fuente de inspiración para ti?

Siempre me ha llamado la estética “post-industrial”, el sonido de las máquinas en la música, las fábricas abandonadas donde se crean espacios creativos dando al lugar a una nueva vida y a una nueva dimensión. Hace 15 años viví un año en Berlín, cuando estuve de Erasmus de Medicina, donde la cultura underground estaba bastante desarrollada y me encantó. Mi taller en Barcelona también estaba en una antigua fábrica. Así que Zorrozaurre me resultó muy familiar.

Acabas de inaugurar la muestra “Piel Urbana”, inspirada en los efectos del paso del tiempo, ¿Qué más cosas te inspiran de la ciudad, de tu entorno?

Al llegar a Bilbao pasaba más tiempo fuera que dentro de mi taller. Empecé a investigar el pasado industrial de Bilbao. Me compré unas fotografías antiguas de la zona que puse en mi taller y hablé con algunos testigos de aquella época para reforzar mi intuición. Este estudio me permitió sentir la vibración que brota por cada fisura de cualquier pared de la isla.

Al contrario de lo que conocí en Barcelona, mis vecinos de taller ya no eran fotógrafos, grafistas, profesores de yoga o videógrafos sino más bien carpinteros, mecánicos o soldadores. Ha sido una inmersión total en el mundo industrial. Eso me hizo feliz porque ya sentía que era el lugar perfecto para desarrollar mi trabajo de una manera más radical y directa.

“Piel Urbana” está instalada en las salas de YIMBY Sota. ¿Cómo valoras una oportunidad así en el centro de Bilbao?

Ha sido el resultado de una serie de circunstancias. Gracias al confinamiento fui entrevistado por Itxaso Elorduy para “Por el Amor al Arte”. Así pude enseñar mi taller y mi trabajo a una audiencia interesada en el arte. Parece que a la gente de Yimby le gustó porque me propusieron, unas semanas después, hacer una exposición en Sota. Estoy muy agradecido de que me ofrecieran esta oportunidad en un sitio tan central y a la vista.

.

¿Cuáles serán tus próximos pasos artísticamente hablando? ¿Qué planes tienes?

Eso nunca se sabe porque para mí, al menos, todo es accidental, no lo controlo yo. Es verdad que este último año en Bilbao he conseguido dar una forma global y contextual a mi trabajo con un concepto estimulante que va evolucionando. Mi sueño sería el poder organizar visitas guiadas por Zorrozaurre como si se tratase de una exposición realizada por el mismísimo azar. Hasta entonces me conformaré con seguir plasmando sobre lienzos estas texturas tan peculiares de este medioambiente.